Galileo, Newton, Maxwell, Schrödinger, Dirac, Bohr, Einstein, Landau, Feynman, Heisenberg... son solo algunos de los apellidos de los grandes genios de la historia que iluminaron la humanidad con su luz. Con dedicación, perseverancia e inteligencia lograron desentrañar algunos de los misterios del Universo. Gracias e ellos hoy en día conocemos mucho acerca de lo más pequeño y lo más grande. Sabemos que hace 13.600 millones de años tuvo lugar el Big Bang y conocemos bastante bien lo que ocurrió en los primeros minutos de existencia del Universo. Conocemos la composición de las galaxias y también la de nuestros propios cuerpos. Sabemos que existen electrones, protones y neutrones; y que estos últimos están formados por quarks. Todo este conocimiento ha sido posible gracias a individuos que dedicaron su vida a plantearse y responder preguntas acerca del Cosmos. Y todo para que tú ahora, en el maldito siglo XXI, digas "cierra la ventana que entra frío". También sabemos que te alejas unos pasos cuando pones la leche a calentar en el microondas. ¡Ya te vale! Es el momento de que te redimas de tus pecados y comiences a hacerte algunas preguntas.
¡Los 19 hombres y 1 mujer retratados en la fotografía que encabeza este blog sienten vergüenza ajena cuando te miran! |
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Puede leerse en el epitafio de la tumba de Sir Isaac Newton:
Dad las gracias, mortales
al que ha existido así,
y tan grandemente como adorno de la raza humana
al que ha existido así,
y tan grandemente como adorno de la raza humana
Durante el funeral de Albert Einstein, acontecido el día 18 de abril de 1955, su buen amigo Otto Nathan le dedicaría las siguientes palabras ,escritas por Goethe para las exequias funebres de Schiller:
Todos quedamos enterados y felices.
El mundo le agradece lo que él le ha enseñado.
Ya hace tiempo que se expande entre las multitudes lo más suyo,
que a él sólo le pertenece.
Brilla ante nosotros como una cometa que desaparece,
esparciendo fulgor infinito con su luz.
El mundo le agradece lo que él le ha enseñado.
Ya hace tiempo que se expande entre las multitudes lo más suyo,
que a él sólo le pertenece.
Brilla ante nosotros como una cometa que desaparece,
esparciendo fulgor infinito con su luz.